Silesius, Angelus / El peregrino querubínico

Ese lazo que une a Eckhart con la articulación del Seyn heideggeriano se detiene, por puro placer, en El Peregrino Querubínico. Los epigramas abrevan en fuentes antiguas: el Uno de Plotino y esa Luz anterior a la Luz, imperiosa duplicación de su neoplatonismo; la Contemplación negativa o apofática, en una fulguración de imágenes místico-poéticas que cultivaron Dionisio Areopagita y Juan Damasceno. Al fin, la concepción de Dios como nada supraesencial se envuelve en un Silencio que converge en el propio Heidegger. Silesius recoge estas perlas en pleno Barroco, condensando en color verbal y aliteraciones la experiencia de abandonarse en el no-tiempo.      

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